En la casa de Dios, unos rezan, otros
combaten los demás trabajan
Mi nombre es Ernesto y soy novicio en un convento franciscano
en Asís. Mi aspiración es formar parte del clero, deseo consagrarme a las
reglas de castidad,
obediencia y pobreza por amor a Dios. Nuestro convento está dirigido por el Abad Guillermo,
que debe obedecer estrictamente como cada uno de nosotros, al superior de
nuestra orden y a Su Santidad el Papa.
Mi celda es pequeña, tiene un
camastro, un crucifijo y
un clavo para colgar mi hábito. Mi vestimenta se compone de un simple sayal de
lana y sólo sandalias de madera son mi calzado.
Hace unos meses se me ha ordenado
que acompañara a Fray Martín
en su viaje a Padua. En este viaje he descubierto muchas cosas que me
preocupan. No todos los miembros de la Iglesia viven tan pobremente como
nosotros. Hay un Arzobispo aquí cerca que tiene un gran feudo y vasallos. Además tiene mujer e hijos y,
según dicen, vende las investiduras de
Obispos y las indulgencias.
Me ha impresionado mucho, al
llegar a un pueblo, una gran aglomeración
rodeando a una mujer que estaba siendo quemada viva. Me explicaron que el
Tribunal de la Inquisición la había condenado como hereje. Todo esto me dolió
mucho, pues vi que la Iglesia aún debe luchar contra el pecado, dentro y fuera
de ella. Pero a veces pienso que los métodos que utiliza la Iglesia contra el
pecado son muy crueles.
Sin embargo, también pude
comprobar que el Cristianismo cumple un papel importante en este mundo. Por
ejemplo, pasamos por un convento donde encontramos a los monjes dedicados a estudiar y copiar
manuscritos antiguos. Pasé por hospicios
de iglesias y conventos que protegen a los pobres, huérfanos y viudas. Visité
la Universidad de Bolonia, donde los profesores son monjes.
Qué bueno viajar, pues pude
presenciar un bautismo, un casamiento, el ordenamiento de un sacerdote, la
ceremonia por la que se armó un caballero y
varios entierros. Esto me hizo reflexionar que, en todo momento de la
vida de los hombres, Dios está presente.
Texto
en base a: “Juguemos con la Historia” de Liliana Giacumo.